miércoles, 24 de mayo de 2017

Celebrando la vida




  • No transites por la vida tan rápido que olvides, no solamente donde has estado sino hacia dónde vas.

  • La vida no es una carrera sino una jornada para ser saboreada a cada paso que des.

  • Busca en todas las cosas un alma y un sentido oculto. Lo hallarás cuando logres comprender su lenguaje.

  • No dejes que termine el día sin haber crecido un poco, sin haber sido feliz, sin haber aumentado tus sueños.

  • Tienes motivos más que suficientes para estar alegre si piensas en lo que tienes y no en lo que te falta.

  • Las aflicciones son llevaderas cuando eres rico en fe, en bondad, en esperanza y amor.

  • Acrecienta la alegría con el encanto de las pequeñas cosas, aliméntala con la bondad. 

  • El milagro de estar vivo es por sí solo un gran motivo para estar siempre alegre.

domingo, 22 de enero de 2017

Cuerpo y Alma. Una persona — Dos mundos




El Alma manifiesta la razón misma de nuestra existencia; es la parte de nuestro ser que refleja directamente nuestra conexión con La Luz del Infinito. Aún cuando no es tangible y se oculta dentro del cuerpo, el alma es el tejido mismo de lo que somos. Mientras el cuerpo abarca los aspectos materiales de nuestra vida, el alma abarca lo espiritual.

El cuerpo es impulsado primordialmente por la satisfacción de sus necesidades físicas. Esto no implica que el cuerpo sea malo en sí; no lo es. Fue creado con un propósito y es inicialmente neutro, con un gran potencial para el bien. Pero es el alma la que da energía y guía al cuerpo para actuar de una manera altruista y conectarse con lo divino. El alma es trascendente por naturaleza.

El cuerpo y el alma deben trabajar en armonía. No necesitamos elegir entre uno y otro, indulgencia o abstinencia; debemos fundir cuerpo y alma  usando nuestras capacidades y talentos únicos, y así cumplir de la mejor manera la misión para la que fuimos puestos en la tierra, vivir una vida significativa, productiva y virtuosa, haciendo de este mundo físico un hogar para la espiritualidad y la divinidad.

Llevar una vida significativa equivale a poder atravesar la primera capa, lo material, y conectarse con la energía interior. No es un trabajo fácil, pues el cuerpo opera con instrumentos sensoriales (vista, oído, olfato, gusto y tacto), mientras que el alma, opera en lo suprasensorial (emociones, conciencia, inteligencia, y lo más importante, las fuerzas espirituales subliminales).

Cuando un científico explora las leyes de la naturaleza, se siente llevado a levantar la cortina y ver qué está pasando más allá de los límites de nuestros sentidos exteriores. Cuando un niño desarma un juguete, está buscando lo mismo: el secreto que lo hace funcionar. Esta curiosidad es una marca de la naturaleza humana. Lo mismo sucede con nuestro propio ser. Si no reconocemos todas las fuerzas que nos mueven, incluida el alma, nunca nos comprenderemos a nosotros mismos. Y si no sabemos cómo funciona el alma, no podremos alimentarla correctamente. No importa cuánto tratemos de acallarla y distraerla mediante los goces materiales, su voz siempre se alzará, haciéndonos saber que nos falta alimentar una parte de nuestra vida. Esto puede tomar la forma de ansiedad, desorientación, vacío. Un anhelo de algo más.

El alma necesita ser desafiada y el cuerpo refinado; la tensión entre los dos en última instancia saca a la luz lo mejor de ambos. Es la resistencia misma del cuerpo la que revela la creatividad al alma, mientras que la orientación del alma le permite al cuerpo usar su fuerza para bien. «Un río torrentoso tiene una cierta cantidad de energía, pero cuando se dispone un dique y esa energía es controlada, puede multiplicarse muchas, muchas veces».

Cuando el alma es alimentada con conciencia, generosidad, virtud,  y una conducta refinada, emerge plenamente en nuestras vidas con el calor y la intensidad de una llama real, alzando al cuerpo consigo. Una vez que el cuerpo reconoce el predominio del alma, el cuerpo se vuelve entonces una fuerza que impulsa al alma a un sitio aún más elevado. Esta armonía entre cuerpo y alma se extiende al mundo en general, uniendo el universo entero. La clave del sentido y la felicidad en la vida, entonces, está en nuestras propias manos: comprendiendo la simetría y el ritmo de nuestro propio cuerpo y alma.

«Toda persona tiene un cuerpo y un alma. Es como un pájaro y sus alas. Imagínate que un pájaro no supiera que sus alas le permiten volar; en ese caso, para el serían sólo un peso extra. Pero una vez que bate sus alas, se remonta hacia el cielo. Todos tenemos alas, nuestra alma, que puede elevarnos tan alto como precisamos ir; lo que debemos hacer es aprender a usarlas».